Se levantó, miró alrededor y volvió a comprobar que, otra vez, estaba solo.
Sólo como el día anterior, y el anterior al anterior.
La habitación hecha un lío, la ropa tirada sobre la cama, un libro junto a la almohada,
y los recuerdos atesorados en cada rincón del cuarto.
Las cartas escritas por ella; en el cajón de la cómoda.
La ropa que ella usaba, en el barral del ropero.
Los libros que ella leía; en su estante en la biblioteca.
Ella, ella, ella. Ella. Siempre ella. Todo el día. Cada día.
¿Cuánto tiempo había pasado? ¡¿Había pasado el tiempo?!
Para él todo seguía igual, bastante más desordenado, pero en el mismo lugar.
Solo su corazón, parecía haberse mudado a otro cuerpo. En el de él, ya no lo sentía latir.
¿Se había alojado en el de ella? ¿Seguiría latiendo en el de ella?
Ella, ella, ella. Ella.
Siempre ella. Todo el día. Cada día.
¿Hasta el fin de sus días...?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario