El
cantautor de Cruz del Eje celebra las cuatro décadas de trayectoria
con un espectáculo en el que será acompañado por una sinfónica y
con varios invitados. “La idea es que la orquesta se acerque a las
canciones del mismo modo que yo me acerco a ellas”, adelanta.
Un
anacoreta, palabra que en su versión histórica representa a esos
primeros cristianos que se refugiaban en la soledad para no ser parte
del mundo, es precisamente alguien que se retira. Que vive aislado.
Es lo primero que dice Jairo de sí, en un contexto que no condice en
ningún punto de vista con tal definición. Está en el bar porteño
Las Violetas rodeado de gente, micrófonos, periodistas, y el
objetivo es que más personas se enteren del recital que dará el
jueves 18 de octubre (por entradas agotadas, repetirá el 8 de
noviembre) en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, Argentina. Lo entrevista un locutor de radio y él no
sólo responde preguntas... también canta en vivo.
La improvisada
versión de “El ferroviario” levanta aplausos de todas las mesas
y no son pocas las personas que se mueven para pedirle autógrafos,
darle besos o sacarse fotos con él. “Igual soy una anacoreta”,
dirá después a Página/12 y argumentará el porqué: “Sí, me
gusta estar en casa, y más ahora que mi mujer de toda la vida está
atravesando algunos problemas de salud. Pero vine porque ella me lo
pidió. ‘Vete de casa, dale, vete, sal un rato’”, se ríe,
imitando a la española que lo acompaña hace casi una vida. Y no
vino mal salir. Hace 40 años (41, en realidad) que Jairo es Jairo y
decidió conmemorarlo con un show que denomina “irrepetible”, una
especie de trasplante a Buenos Aires de aquel recital que dio hace
dos años en el Teatro Melico Salazar de Costa Rica –junto a la
Orquesta Sinfónica juvenil de aquel país– y que terminó en el
flamante CD+DVD Concierto en Costa Rica, que estrenará en el Gran
Rex. “Era un sueño que tenía: grabar mis temas más
significativos de todos estos años junto a una orquesta.”
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